Todavía no entiendo porqué lloran, porqué están tan angustiados, tan desconsolados y tristes. Me miran, clavan sus ojos en los mios, llenos de ira, llenos de bronca y yo todavía, no entiendo porqué.
No es una tarde como cualquier otra, hay mucha gente reunida, uniformados de negro mientras mi panza se estruja del dolor, tal vez es la duda que me carcome el hígado o tal vez algo me cayó mal.
No encuentro a esa cosa para preguntarle porqué tanta gente en casa, la llamo por los pasillos pero no contesta, la busco en las habitaciones, pero no está. ¿Se habrá ido?. Imposible, las cosas no se escapan.
El último recuerdo que tengo de la misma, fue hace cinco días, mientras esta barría y yo jugaba a las cartas con mis amigos y la muy inútil no sabía la medida exacta de whisky que queríamos. ¡Qué tipo de raza infeliz! Ni para servir bebidas es buena.
Pero me acuerdo que después de ese día, nunca más la vi, nunca más barrió, ni ordenó, ni cocinó. Sólo volvió un par de horas...pero que más daba, yo ya estaba muerto de hambre, nadie se daría cuenta de que no estaría, porque nadie la nota, nadie la percibe, solo mi estómago sabe a donde se fue.Catalina Irigoyen
Muy bueno!!!! Le pedirá que vuelva?
ResponderEliminarLa mató? se suicidó? se la comió? No entendí muy bien eso...
ResponderEliminarse la trago la tierra, o le puso aderezo y se la comio, me gustó.
ResponderEliminarfrancisco bentos.