La literatura estuvo a punto de
desaparecer.
La escritura hacia años que
era totalmente digital, hasta en matemática se graficaba o hacían cálculos
complejos a través de pantallas táctiles.
El bolígrafo, el lápiz y la
goma, ya sea para los escritores o para cualquiera, eran antigüedades que sólo
se encontraban en algunos museos, como reliquias.
Yo siempre fui amante de los
libros, desde muy chico me atraían, los grandes clásicos de la literatura universal
me los sabía de memoria, cada dialogo, cada metáfora, cada giro gramatical,
absolutamente todo. A los 11 años ya había leído La Ilíada y La Odisea, El
Quijote, El Principito, Romeo y Julieta, Drácula, Hamlet, El Martín Fierro, y
muchos más.
Años más tarde, por una ley
que hasta ahora sigue vigente, tuve que deshacerme de ellos. Los libros
impresos se habían prohibido, decían que era mejor que los niños desde pequeños
leyeran a través de computadoras, nunca hubo una explicación clara con respecto
al por qué.
Debido a esto no existían más
los libros de papel, con la tapa de cartón de color y lomo de cuero. Tampoco
las grandes imprentas que caracterizaban el gran auge de la lectura de libros
impresos, ni la encuadernación, ni nada de lo que implicaba la creación de un libro artesanal no digital.
Recuerdo cuando era chico y mi
abuelo me contaba cómo se hacían los libros en su época, los autores escribían
en grandes hojas blancas, y corregían sobre ellas, tachando o borrando y
escribiendo a un lado la nueva corrección, todo este proceso llevaba mucho
tiempo de elaboración. Él trabajaba en una imprenta y me había explicado cuales
eran los pasos a seguir para la confección y armado de un libro impreso, desde
la llegada de los borradores traídos por el mismo autor, hasta la salida del
libro ya encuadernado y listo para la venta. También me conto como era cuando
no existía la imprenta y las obras literarias eran solo manuscritas.
Es el siglo XXIII, la
tecnología ha avanzado muy rápidamente en poco tiempo.
Todo parecía ir bien, hasta
que por algún motivo que al menos se desconoce u ocultan, colapsó la base de
datos de todos los libros, y se hizo imposible acceder a ninguno de ellos.
Nadie daba una explicación clara de lo que pasaba. El desorden y el
caos invadieron la ciudad.
Nadie sabía como hacer un
libro de la manera antigua, convencional, crear una obra escrita como lo hacían
en la antigüedad cuando ni siquiera existía la imprenta. . . un incunable.
Fue entonces que gracias a mi pasión por la literatura y
a las enseñanzas de mi abuelo, comencé la
ardua y placentera tarea de crear una
copia de cada uno de los libros clásicos
de la literatura universal.
Tardaría muchos años, sí. Pero cumpliría con la promesa que le había hecho a mi abuelo. La literatura
jamás moriría…
Lucía Toscano
Excelente!!! corregir errores de ortografía
ResponderEliminarMe gusto mucho, pero me perdi en el orden de los acontecimientos. Sentí como que algunas partes iban primero que otras, pero me re gusto la idea.
ResponderEliminarMuy bueno Lu, me encanto la manera en que lo escribiste y la idea, Juliana.
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