miércoles, 25 de abril de 2012

Consigna 1: Rincón de los escritores

Con el paso del tiempo el mundo fue cambiando poco a poco. Pero lo que más se modificó fueron los que lo habitaban. Ya no era común salir a la calle y mucho menos a pasear. Solo se dedicaban a quedarse en sus casas encerrados mirando televisión, trabajando o estudiando  en la computadora, y luego más televisión.
Llegado el día, luego de que cada persona que habitaba este lugar participara de una votación en internet en la cual la mayoría decidió que la literatura no era necesaria y que los libros no eran más que basura, todos colocaron sus libros en la vereda y un camión los recolectó.
Se dirigían hacia una casa abandonada que sería demolida. La cual hasta hace unos años había sido un muy concurrido salón de lectura en el que había talleres para gente de todas las edades, con una biblioteca inmensa, llena de libros. Allí la gente solía pasar horas y horas junto a un libro y un café, se leían unos a otros y lo repetían cada fin de semana.
Ya todo esto estaba a punto de terminarse cuando la minoría que no estaba de acuerdo, quienes todavía extrañaban esos momentos en aquel rincón literario, decidió hacer algo. Ellos, quienes todavía paseaban de vez en cuando, caminaron hacia la casa, en busca de una solución. Lo cierto es que ese lugar había cerrado, porque ya nadie escribía, ya no había libros nuevos, y entonces la gente terminó por abandonar este habito.
Les resultó tan fácil reparar esta situación. Tomaron hojas y lápices, y junto a su creatividad e imaginación comenzaron a escribir y rápidamente inventaron nuevos libros. Los repartieron en cada una de las casas y se sentaron a esperar los resultados. Pudieron ver como cada persona apagaba su televisor, salía de su casa y poco a poco conversaba con su vecino y a su vez con otro y otro. Entonces, solo se dedicaron a restaurar la antigua casa abandonada para que volviera a ser lo que había sido.

Aldana Beade

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